jueves, 12 de febrero de 2009

La mejor novela del mundo.

Se despertó sin saber quien o que era, se encontraba en un ambiente que le resultaba extraño, aunque no tenia miedo, se sentía bien en ese lugar, algo cálido y acogedor lo rodeaba. Intentó incorporarse y se vio a si mismo rodeado de extraños bultos negros que se movían y danzaban a su alrededor, y acto seguido un recuerdo cruzó su mente como una exalación: disparos y gritos en lo que parecía ser una selva y luego, barrotes metálicos lo rodeaban impidiéndole toda huida.

Este recuerdo se le fue de la mente tan rápido como llegó, dejándolo aturdido durante unos segundos, que a el se le hicieron eternos, y durante los cuales filosofó sobre la necesidad de la existencia de un ser que no recordaba ni quien era ni su pasado. Mientras esto ocurría, uno de aquellos bultos negros se le acercó y le tendió una mano, que cogió casi instintivamente. Era una mano cálida pero fuerte, que lo arrastró a lo que parecía ser un lago artificial que los rodeaba completamente, y entonces lo entendió, estaba atrapado con aquellos seres que parecían totalmente ajenos a su situación.

El problema del lago le planteaba toda una serie de cuestiones que le hicieron sentirse solo y aislado: ¿quien o que había decidido encerrarlo allí?¿había acaso un ser superior que decidía su destino?¿por que el?. Tras unos minutos durante los cuales repasó mentalmente lo poco que recordaba, vislumbró una respuesta a una de sus preguntas, recordó una montaña reflejada en el agua, y si la montaña se reflejaba en el agua el también podría hacerlo para así saber al menos cual era su forma. En el momento de asomarse al lago, le pareció que uno de aquellos bultos se le acercaba desde el fondo y se retiró asustado, aunque enseguida se le pasó una idea por la cabeza: el era uno de esos bultos.

Con esta idea en la cabeza se acercó al agua para verse a si mismo por primera vez, y allí vio su reflejo, inmediatamente, todas las dudas quedaron despejadas, y se dijo a si mismo: -Joder, cada puta mañana igual-.


Extracto del libro "El mono amnésico del zoo"

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