miércoles, 4 de marzo de 2009

Lo bonito de la vida

Contradiciendo al titulo de este post, voy a hablar de las cosas que no son bonitas de la vida, y por "no bonitas" quiero decir cosas que tocan los cojones de una manera espectacular, y para hacerlo voy a juntarlas todas en una especie de relato.

(Miguel está hablando con unos amigos)
Miguel: Hoy me he levantado a las 7, y lo he hecho aunque había huelga en el instituto, porque teníamos un examen a cuarta hora, la hora justa para que no puedas dormir mucho por la mañana y para que no te puedas acostar al acabar el examen. Me he tenido que bajar andando a mi casa, porque me he quedado a jugar allí un rato a basket, pero ¡oh, sorpresa! han cerrado el polideportivo a los 5 minutos de jugar, y como no tengo ni moto ni coche, pues me he pegado un buen paseo de un cuarto de hora.

Al llegar a mi casa me han dado una buena noticia y una mala: la buena es que me iba a ir a la ciudad a comprarme cosas, y la mala es que me iba a tener que ir yo solito, cosa que puede parecer que no es demasiado mala, pero si consideras que hay 65 kilómetros de camino, que en coche se hacen en 40 minutejos, pero que en autobús y en tren se hacen en 3 o 4 horas, pues jode bastante. El trayecto en autobús no se ha hecho muy pesado, si ignoras el olor a vestuario, pero ha sido el viaje en tren lo que mas "gracia" me ha hecho: en la estación me he debatido con la maquina que da los billetes unos 5 minutos ya que no entiendo como cojones funcionan, y además, los nombres de las paradas estaban cambiados, así que por mucho que estudiase la jugada antes de que llegara mi turno en la cola, no ha servido de nada. Un pequeño momento de respiro ha sido el momento en que he entrado al bar de la estación y me he comprado una botellita de agua y unas pipas por 5 euros todo (la estación, un mundo hecho solo para los ricos).

Mientras espero al tren 20 minutos (puntualidad y tren no pueden ir juntos en la misma frase) me fijo en como esta dispuesta la gente, y calculando mas o menos como quedara el tren colocado una vez llegue a la estación me salia algo así:
Pues bien, una vez echo este calculo, si fuera inteligente me metería en el vagón con las tías buenas y un par de individuos cualquiera, pero con el bullicio de querer entrar la cosa ha queda mas bien así:

Yo, con toda mi inocencia, me fui a sentar a una esquina para que no me molestasen, y al parecer dijeron "¿ah si? pues ahora vas a ver", y las viejas se sentaron enfrente mía, y debido a que los asientos te dejan mucho espacio para las piernas, me pasé todo el viaje en una postura digna de un artista del Circo del Sol, y luego esta el grupo de niñitos de excursión, con el monitor que, lejos de controlarlos, los jalea diciendo "¿a donde vamos a ir?" y en un grito unánime suena "AL MUSEOOOOO", aunque por lo menos me libré de ir con el de la bici.

Y efectivamente, el bebe que llora, grita y caga cumplió lo prometido.

Mientras voy en el tren, me voy a comer las pipas, así que me meto un buen puñado en la boca, y cuando ya están bien chupadas, que es como me gusta comérmelas a mi, parto la primera, y al querer echar la cascara, me hago esa pregunta que durante siglos los filósofos han intentado responder: ¿donde?.

Así que ahí estoy yo, con la boca llena de pipas, bajo la atenta mirada de la vieja que tengo justo enfrente, intentando ingeniar un sistema para deshacerme de las pipas, y entonces veo una papelera pegada en los asientos de al lado, pero como no, la vieja que se sienta al lado de la vieja de enfrente se ha quedado dormida, y el bebe que llora, grita y caga por fin se ha callado, así que no tengo escapatoria posible, y entonces tengo la mejor idea del mundo: poner las pipas en un pañuelo y envolverlas, y acto seguido hago una profunda reflexión en la que me digo a mi mismo: esto seria mucho mas fácil si me hubiera traído pañuelos.

La situación cada vez pinta peor, ya que basta que pienses en que no tienes pañuelos para que te venga una oleada de mocos incontrolable, así que estoy con la boca llena de pipas y se me cae el moquillo, y para no tener que respirar por la nariz abro ligeramente la boca, y me doy cuenta de que la vieja me está mirando, y es entonces cuando me doy cuenta de la imagen que tengo: la nariz en tensión hacia abajo en un vano intento por cerrar las fosas nasales, las mejillas hinchadas como un hamster, la boca un poquito abierta, y la mirada perdida para intentar disimular, cosa que, unida al resto, me da la apariencia de pez subnormal.

Llego a la estación de la ciudad con los problemas ya solucionados: las pipas me las acabo tragando y no digo como he solucionado lo de los mocos por que mis pobres mangas ya han sufrido bastante humillación por un día. Extrañamente, las compras han ido bastante bien, por fin tengo mi camiseta de The Doors, ahora toca volver, o sea, que mas de lo mismo, pero de noche.

(Entra Isma y escucha el final)
Isma: ¿Pero que coño dices Miguel? Si hoy has estado todo el día conmigo.
Miguel: Eh...Uh... !!GILIPOLLAS¡¡ (Miguel se aleja con los ojos llorosos).

1 comentario:

Pablo dijo...

Es la ley de Murphy: "Si algo puede salir mal, saldrá mal".

P.D.: Siempre las tías buenas están lejos...

Publicar un comentario